El
saber aristotélico-tomista
(antropología tomista)
(Aristoteles)
El ser humano está siempre orientado hacia el exterior.
El hombre busca objetos que le ayuden a realizar su
tendencia fundamental que es la expansión de su propio ser. La tendencia al
crecimiento y a la búsqueda de objetos que ayudan a dicho crecimiento es
precisamente la realización del propio ser o existir.
Lo característico de la existencia humana reside en el hecho de
estar apuntado siempre hacia otros objetos, para crecer, para desarrollarse,
para realizar su propio ser.
Planteamiento filosófico sobre
el ser humano.
Ser significa estar presente, incluirse en el mundo, en
las cosas, en búsqueda de crecimiento, de objetos para unirse y desarrollarse.
Ser es un verbo que implica dinamismo; en contraposición,
posee un instinto, la tendencia fundamental de crecimiento, y de aquí su
apertura, su búsqueda, su dinamismo y su crecimiento
Diferencia entre ontología, teología natural y gnoseología
A estas tres se les conoce por estudiar sus respectivos
objetos.
El problema recae en el hecho de que el ente ontológico se
convierte en ente común, como tal rebasando todo ente particular
cumpliendo así una trascendentalita de lo más estricta.
La primera tarea a realizar consistirá en tomar este
"todo" y analizar la "parte" que corresponde a la
experiencia y la "parte" que pertenece a las facultades
de conocer. Y es que el conocimiento solo puede tener por objeto el fenómeno.
Según Kant (creador del Kantismo) el punto de partida dl método
crítico no será, pues ni el sujeto (inmanencia) ni el objeto ontológico
(trascendencia) sino el contenido objetivo de conciencia en cuanto es
objeto fenoménico, es decir, trascendental.
Posición de la filosofía, en comparación
de las demás ciencias.
El humano tiene para conducirse, el arte y el
razonamiento. La experiencia es el conocimiento de las cosas particulares, y el
arte, por lo contrario, el de lo general.
Los hombres de experiencia saben bien que tal cosa existe
pero no saben por qué existe; los hombres de arte, por lo contrario conocen el
por qué y la causa. Puesto que la sabiduría esta en todos los hombres, en razón
de su saber.
El hombre de experiencia parece ser más sabio que el
que solo tiene conocimientos sensibles, el hombre de arte lo es más que el
hombre de experiencia.
Es evidente, que la ciencia teorética por experiencia, es
la filosofía, que solo se busca por el ansia de conocerse a sí misma y no por
los resultados. Es la ciencia teorética de la verdad, cuando consideran el porqué
de las cosas, no examinan la causa de sí misma, sino con relación a un fin
particular y para un interés presente.
La duda metódica
(Descartes)
Tiene que ver con el proyecto cartesiano que pretende la unificación
de todas las ciencias en una sola y esto es posible ya que todas las
ciencias son sabiduría y existe un método universal.
Las distintas ciencias forman una unidad orgánica.
La moral es el último grado de la sabiduría y su principal
interés es elaborar un sistema filosófico basado e evidencias y desarrollado científicamente.
La filosofía busca establecer principios conocidos por la intuición
de un ángulo donde todos puedan deducir.
El libro "Discurso del método" expone reglas
para la dirección del espíritu y son:
1. Regla
de la evidencia: el cual obliga a no aceptar cosa
alguna que no sea clara y distinta, evitándose la prevención y precipitación.
Tiene dos partes: Prohíbe (hay que evitar los prejuicios que oscurecen la luz
natural de la razón, solo una mente sin prejuicios puede descubrir lo verdadero
como evidente). Una exigencia (obtención de una mente pura y atenta. Permite
conocer por Descartes que la intuición es todo conocimiento.
2. Regla
del análisis y de la síntesis: son “preceptos del orden”, el cual solo puede seguirse cuando se
reducen las cuestiones complicadas u otras más simples y cuando la intuición de
las proposiciones simples se elevan atreves de deducciones estrictas al conocimiento
de todas las cosas.
Para Descartes la síntesis por deducción proporciona tanta certeza
y por lo tanto, evidencia como la propia intuición. La deducción sería la intuición
mediata.
3. Regla
de la enumeración: La mente humana está condicionada
por el tiempo, y evidencias tenidas en el pasado quedan en la memoria, que con
frecuencia nos traiciones. Descartes propone una regla que sirva como un
control de la continuidad que debe haber entre los diversos pasos de las
deducciones. Esa es la misión de la enumeración.
En realidad descartes no duda. El proceso de la duda está justificado en su libro “meditaciones metafísicas”,
que trata de una crítica sobre los principios en los que se apoyan todos los
conocimientos y creencias, la duda es un artificio para esa crítica, por eso se
llama duda metódica; es un método para liberar a la mente de prejuicios.
Descartes decide cometer ala duda metódica, las razones
por las que irreflexivamente se cree tener certeza.
·
En primer lugar: El hombre está acostumbrado a aceptar como evidente lo que recibe
de sus sentidos y sin embargo, a veces se ha dado cuenta, de que el
conocimiento sensible puede producir engaños.
·
En segundo lugar: Durante el sueño muchas veces creemos realizar lo que es pura adicción.
descartes radicaliza la duda mediante un motivo verosímil.
·
En tercer lugar: Descartes usa ahora un motivo metafísico como ni real ni verosímil:
el Dios engaña. Al ampliar la duda metódica al campo de las ciencias exactas,
se tiene que abandonar el ámbito de la sensibilidad.
·
En cuarto lugar: Dejando de lado al Dios engañador podemos suponer la existencia
de un “genio maligno” cuya única y total habilidad consiste destruir nuestra
posibilidad, de certeza y verdad. Este último nivel demuestra el carácter metódico
de la duda de Descartes. el genio maligno no es ni un motivo real, ni verosímil,
ni metafísico, es hipotético, fruto de la fricción con el fin de acabar con
cualquier posible prejuicio.
Esto último nos lleva a la primera verdad que no se puede dudar y
que nos permite formular la primera proposición, principio de la nueva metafísica:
“pienso, luego existo”. Ya sea soñando o despierto, cuando dudo es indudable
que pienso, y porque pienso, existo; o cuando pienso, existo.